Hablar de reforma agraria no es fácil, sin duda, se debe ir bastantes años atrás para lograr dimensionar la magnitud del problema que este asunto representa para nuestro país, este blog tiene como finalidad ponerte en contexto de lo que es el tema de la reforma agraria en sus tres fases: reparto, ordenamiento de la propiedad rural y por último la del desarrollo agrario.

El ámbito rural

En el ámbito rural coexiste una gran cantidad de incisos y subincisos que, en conjunción, forman una compleja red social que vive y se nutre de la tierra y, a su vez, también conforma la base para el desarrollo de la sociedad urbana. Por esa razón, el campo es el centro de imputación de muy diversas formas de ver el mundo y, por supuesto, es la arista en la que convergen distintas acciones que tratan de encaminar el desarrollo pleno de sus habitantes. Con esa plena conciencia, el Gobierno de la Federación cuenta con varias dependencias que se encargan de realizar las tareas que se requieren para lograr un sector rural cada vez más competitivo, con mayor seguridad jurídica y más productivo. El objetivo de todo gobierno en este aspecto debe centrarse en el fomento del crecimiento y del desarrollo con paz social, a fin de asegurar el mejoramiento de la calidad de vida de los hombres y mujeres que habitan en el campo. Antes de pasar al examen de los retos y perspectivas del Sector Agrario, quisiera revisar, sucintamente, el origen del proceso de Reforma Agraria en México, para subrayar la importancia actual de las tareas que desarrollamos.

Antecedentes

Nuestro proceso de Reforma Agraria inicia con los albores del siglo XX, aun cuando existen antecedentes previos de movimientos agrarios, ninguno de ellos logró concretarse y, por lo tanto, nuestro primer antecedente es el Plan de San Luis, con el que don Francisco I. Madero llamó a los mexicanos a la Revolución. Dicho Plan contenía en su artículo tercero la mención de las injusticias y despojos que habían sufrido los propietarios de tierras rurales a lo largo del régimen del general Porfirio Díaz y, con base en este precepto, cientos de campesinos se unieron a la lucha armada.

No obstante, cuando Madero es electo Presidente de la República, las diferencias entre Emiliano Zapata y el nuevo Presidente surgieron debido a que ambos tenían visiones distintas sobre el tratamiento que debería darse a los problemas de la tierra: por una parte, el general suriano demandaba la inmediata restitución de las tierras despojadas a los pueblos y, por la otra, el Titular del Ejecutivo Federal era más conservador y pretendía que la problemática agraria fuera resuelta por los tribunales.

Esta ruptura generó que la Revolución del Sur expidiera el Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911, con lo que la guerra intestina se generalizó de nuevo en los páramos morelenses y después se extendió por una gran parte de la República. Posteriormente, la expedición de la Ley Agraria de 1915 y su inclusión en el Artículo 27 en la Constitución de 1917, dieron inicio formal al proceso de Reforma Agraria mexicano, el cual, durante décadas, se identificó exclusivamente con el reparto de tierras a los campesinos que no contaban con ellas. shutterstock_139733227Durante 77 años, el país atestiguó un proceso que daría, en cierto sentido, estabilidad al campo y que reuniría a las fuerzas políticas locales en torno a una sola figura: la Reforma Agraria mexicana. De esta manera, el reparto alcanzó a más de la mitad del territorio nacional, constituyendo un total de 27,664 ejidos y 2,278 comunidades, sobre 103.5 millones de hectáreas. Sin embargo, para finales de la década de los ochenta, el modelo se había agotado y fue necesario instrumentar nuevas formas de atender al campo y a sus habitantes, con lo que se propuso una reforma constitucional que se materializó el 6 de enero de 1992 y, con ello, se dio por terminado el reparto tierras e inició la etapa del ordenamiento de la propiedad rural. Así, el proceso de reforma agraria dio un giro radical, toda vez que desde 1915 solamente había incluido como herramienta al reparto de tierras y, con el cambio de visión de 1992, el proceso se diversificó para transitar por esa segunda etapa, hacia una tercera que está concentrada en el desarrollo agrario y rural. Con esto tenemos que la Reforma Agraria se constituye por tres etapas: la primera de ellas fue el reparto; la segunda —que está por concluir en el año 2006— es el ordenamiento de la propiedad rural, y la tercera —que está iniciando— es la del desarrollo agrario.

Después de leer este texto, te planteo algunas preguntas para que las reflexiones, ¿qué hubiera pasado si Francisco I. Madero y Emiliano Zapata hubieran coincidido en lo relacionado al problema del reparto agrario?, ¿fue realmente necesaria la reforma agraria de 1992?, ¿ofrece la reforma del 92 las herramientas e instituciones necesarias para lograr el “desarrollo agrario”?, todos estos puntos son dignos de análisis para comprender más y de mejor forma lo que es la esencia de la materia agraria, así que te dejo de tarea que establezcas tu propio criterio al respecto.

Fuente:

Disponible en:

http://www.pa.gob.mx/publica/rev_31/hershberger.pdf  Consultado en 30/11/2016

Categorías: Noticias

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