EL ARTE DE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX EN MÉXICO

José Vasconcelos como Ministro de Educación, fomentó una producción artística con la que el pueblo se pudiera identificar.  Por instrucciones de Vasconcelos, Diego Rivera, fue comisionado para pintar gigantescos murales en la Escuela Nacional Preparatoria  y en la Secretaría de Educación Pública. Vasconcelos también reclutó a José Clemente Orozco, con una formación local, quien inspirado en las litografías de José Guadalupe Posada creo imponentes obras murales. Otro gran muralista fue David Alfaro Siqueiros quien utilizó técnicas menos convencionales, para producir obras alegóricas de un amplio proyecto social y polémico. Posteriormente los artistas mexicanos seguirían otras corrientes filosóficas y artísticas.

Entre 1939 y 1942 en México se volvía una tierra invadida de Artistas europeos tras su huida de la segunda guerra mundial. Entre los Artistas más destacados fueron: Remedios Varo, Leonora Carrington y Alice Rahon quienes no llegaron a América buscando ser reconocidas, ni tener fama, pues ya eran artistas reconocidas en Europa.

Para los artistas europeos fue una buena inspiración México en el que vivía artísticamente para encontrar sus nuevos trazos.

En la década de los 40 había tanta diversidad, influencia y polémica en el ambiente del arte, ya que todos querían el poder dentro del ámbito grafico y ninguno mostraba debilidad por dejarse invadir por otro así fuera mexicano o extranjero,

En 1944 Siqueiros publica en la revista “Hoy” un texto en defensa del Muralismo en el que se está acuñada la famosa frase: “No hay más ruta que la nuestra”  con esta frase trataba de dar mensaje social.

El Taller de Grafica Popular  fue un colectivo de artistas de impresión fundada en México  por Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins y Luis Arenal, decidieron apoyar e impulsar las causas populares mediante la producción de carteles y volantes. El Taller de Grafica Popular  surgió como una sección del Taller Escuela de Artes Plásticas de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios,  a la que sobrevivió después de la extinción de ésta en 1938.

En las estampas del Taller de nuevo cobró fuerza la intención didáctica, presente desde el siglo XVI en la imaginería evangelizadora, e incitados por la fuerza de la Revolución mexicana, apenas a 20 años de promulgada la Constitución de 1917 y en pleno fervor cardenista, los artistas pusieron sus afanes en un arte politizador, capaz de exaltar los valores nacionales, el indigenismo, la educación popular, el agrarismo, la gesta petrolera o la organización sindical.

En 1950 Rufino Tamayo regresa a México pintando murales con una visión opuesta al socialismo, es cuando se gesta el movimiento denominado ruptura. La Ruptura es un grupo de artistas que coinciden y unen sus ideas en el que el arte no figurativo o nacionalista tuviera un lugar privilegiado, tenían un gusto expresionista y no nacionalista, posteriormente en el 68 hubo un cambio de maduración artística debido al movimiento estudiantil  que daría una mejor fijación en sus ideas generales.

Las vanguardias artísticas han permeado en los artistas mexicanos quienes siguen los estilos que les son más afines por cuestiones ideológicas, culturales, económicas o políticas, después de la Segunda Guerra Mundial los movimientos internacionales también han sido retomados por los artistas mexicanos, ya no se habla de arte mexicano sino de las influencias que cada artista a recibido del exterior y lo que cada artista aporta a la globalización.

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