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La palabra  competencia en el ámbito empresarial  obtiene gran popularidad a finales de la década de los 80´s. El uso de la palabra se popularizó rápidamente en los países europeos y se propagó desde de su enfoque original de Inglaterra (1982), país que fortalece el modelo en el sector privado en el intento original de revisar y adecuar los sistemas de formación y capacitación para llegar a una competencia globalizada.

Entendemos por competitividad a la capacidad de una organización pública o privada, lucrativa o no, de mantener sistemáticamente ventajas comparativas que le permitan alcanzar, sostener y mejorar una determinada posición en el entorno socioeconómico.

En la actualidad, la innovación es uno de los principales factores de competitividad de las empresas. Inclusive, en algunos sectores, la innovación se ha convertido en un factor indispensable de supervivencia. Aunque se debe aclarar que la innovación por si sola no podría reflejarse en competitividad, más bien es un conjunto de factores técnicos y organizacionales con la decisiva participación de las habilidades, destrezas y experiencia de las personas

Las empresas deben preocuparse por capacitar y consolidar las habilidades, conocimientos y destrezas de los empleados de tal manera que manejen con facilidad su trabajo dentro de la empresa de forma satisfactoria garantizando no solamente supervivencia, sino desarrollo, conquista y permanencia. Estas competencias pueden ser una motivación, un rasgo, una destreza, una habilidad o un conjunto de conocimientos para el trabajo y deben ser evaluadas y estudiadas constantemente.

El concepto de estrategia ocupa una posición fundamental dentro de la competitividad de la empresa pues incluye, entre otros, la fijación de objetivos a medio y largo plazo y las acciones necesarias para alcanzarlos. Las empresas tienen recursos limitados y la decisión sobre un curso de acción a seguir implica que no se pueden seguir otros de forma simultánea pues, tal y como ponen de manifiesto numerosos estudios, son aquellas empresas que diseñan una estrategia coherente y la siguen, las que tienen mayores posibilidades de tener éxito y mantener ventajas competitivas de forma sostenida a largo plazo. Al contrario sucede con las empresas que no tienen definida una estrategia: pueden tener éxito a corto plazo pero son incapaces de mantenerlo en el tiempo.

Fuente:

Innovación y competitividad empresarial. Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información. [Fecha de consulta: 16 de julio de 2015]. Disponible en: http://bonos.itccanarias.org/descargas/ficheros/Modulo%20Informativo%20Innovacion.pdf

Categorías: Clase 2

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