Cuando se realizan cambios dentro de las empresas pueden ocurrir tanto cosas positivas como negativas, dentro de la última opción se encuentran algunos conflictos, que como parte del servicio de consultoría se deben de detectar para ser controlados.
Estos conflictos pueden ser de carácter interpersonal o intergrupales y se pueden dar por las siguientes razones:
- Malas comunicaciones;
- desacuerdo sobre los objetivos y resultados que se va a tratar de conseguir;
- desacuerdos sobre los métodos dé intervención utilizados;
- diferencias respecto del ritmo del cambio;
- resistencia al cambio;
- temor de perder influencia y poder;
- competencia por los recursos;
- falta de respeto de los compromisos;
- negativa a cooperar;
- choques de personalidades y culturas;
- mal rendimiento e ineficiencia.
Gordon Lippitt resumió los principales métodos para resolver conflictos interpersonales en los términos siguientes:
Repliegue: retirarse de una situación de conflicto real o potencial.
Moderación: destacar las esferas de acuerdo y quitar importancia a las diferencias en las esferas de conflicto.
Transacción: buscar soluciones que aporten cierto grado de satisfacción a las partes en conflicto.
Imposición: imponer la propia opinión a expensas potenciales de otro, a menudo en una situación de abierta competencia y de ganar o perder.
Enfrentamiento: abordar un desacuerdo directamente y con un enfoque de solución de problema; las partes afectadas resuelven su desacuerdo.
Por regla general, es conveniente despersonalizar los conflictos velando porque los contendientes no se afiancen en sus juicios recíprocos y por centrar el conflicto en la cuestión básica, basando el desacuerdo en hechos concretos. El repliegue evita el problema, pero la solución sólo puede ser provisional; se puede recurrir a él como estrategia temporal para ganar tiempo o para que las partes se calmen. La imposición emplea la autoridad y el poder y puede causar considerables resentimientos; es posible que sea necesaria en casos extremos cuando no se llegue a un acuerdo por vía amistosa. La moderación puede no abordar el problema real pero permite que el proceso de cambio continúe por lo menos en las esferas de acuerdo. La transacción contribuye a evitar el conflicto, pero tiende a producir resultados que no son óptimos. El enfrentamiento se considera en general como la postura más eficaz, debido a que su método de solución de los problemas entraña un examen objetivo de las diversas posibilidades de que se dispone y la búsqueda de un acuerdo sobre la mejor de ellas. Por último, la adopción de una actitud de vencedor y perdedor equivale a añadir leña al fuego del conflicto.
Fuente:
KUBR, M. La consultoría de empresas: guía para la profesión. Ginebra, Oficina Internacional del Trabajo, Tercera Edición.1977. 948 p.
ISBN: 9223094496
0 Comentarios