Tratando de dar continuidad a las entradas anteriores en donde hablamos del diagnóstico preliminar y la planificación de la tarea, así como también del diagnóstico y sus pormenores conviene hacer un repaso de las dificultades que podemos encontrarnos en la determinación de un problema. Para ello, tomaremos como referencia el libro La consultoría de empresas: guía para la profesión de Kubr.

Dificultades de la determinación del problema

adm005_04_05Es útil recordar algunos errores comunes que cometen no sólo los clientes al determinar sus problemas, sino también algunos consultores. La manera en que definimos los problemas limita nuestra capacidad para resolverlos.

  • Confusión de los síntomas con los problemas. Este es el error más común. Algunas cuestiones muy evidentes que preocupan a la dirección de la empresa se consideran como problemas, aunque pueden ser sólo síntomas de dificultades más profundas.
  • Ideas preconcebidas acerca de las causas de los problemas. Algunos gerentes y consultores consideran que, gracias a su experiencia, saben bastante bien cuáles «deben» ser las causas y que un análisis de los hechos no puede revelar nada nuevo.
  • Examen de los problemas desde un punto de vista técnico exclusivamente. Esto sucede con frecuencia, si el diagnóstico lo lleva a cabo un director o gerente o un consultor con una sólida base y una preferencia por algún sector técnico y si se pasa por alto el carácter interdisciplinario de los problemas gerenciales.
  • Ignorancia de cómo se percibe el problema en diversas partes de la organización. Por ejemplo, el consultor puede aceptar la definición presentada por la dirección superior, sin descubrir cómo ven el problema los mandos intermedios.
  • Diagnóstico no acabado del problema. Debido a las limitaciones de tiempo y a los costos o a otras razones, el consultor quizás tenga la tentación de concluir el trabajo de diagnóstico prematuramente. No pondrá al descubierto otros problemas y posibilidades que pueden estar directamente relacionados con la cuestión original presentada por el cliente.
  • Falta de aclaración del objetivo prioritario. El objetivo se define de manera vaga y el consultor pierde tiempo y energías ocupándose de numerosos problemas que con el tiempo se ignorarán. Pone su atención en un problema erróneo o en propuestas carentes de realismo.

Con lo anterior podemos decir que siempre será importante tener en cuenta las dificultades mencionadas, ya que al ser conscientes de ellas es más probable evitarlas y llegar a una determinación más objetiva del problema.

Fuente:

KUBR, M. La consultoría de empresas: guía para la profesión. 3. ° ed. México: Limusa (Noriega Editores), 2008. 955 p.

ISBN: 9789681859084

Categorías: Clase 5

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