Estamos iniciando una nueva entrada con lo correspondiente a las pequeñas empresas y las tareas específicas que se llevan a durante el ciclo vital de éstas. En algún momento de tu formación profesional como administrador o de alguna otra carrera afín, habrás revisado temas referentes a los tipos de empresas, recordarás que entre ellas están las empresas familiares y en esta ocasión, como un área de especial interés, recopilaremos información esencial y veremos lo referente al asesoramiento de dichas empresas. Nuevamente nos apoyaremos en La consultoría de empresas: guía para la profesión de Kubr.
La utilización de consultores por las pequeñas empresas familiares no es corriente. Incluso después de un contacto inicial, son pocos los contratos regulares de consultoría que se llegan a terminar. Debido a las íntimas relaciones entre los miembros de la familia, éstos son sumamente reacios a debatir sobre los conflictos y problemas de su empresa. Los problemas personales y empresariales están entrelazados y en muchos casos el consultor tiene enormes dificultades para ponerlos al descubierto, por no hablar de resolverlos.
Antes de tratar de solucionar los problemas de la empresa, el consultor debe entrevistarse por separado con cada uno de los miembros de la familia para entender la dinámica familiar en la medida en que está relacionada con el funcionamiento de la empresa. El consultor debe tratar de ganarse el apoyo y la confianza de todos los miembros de la familia antes de reunirse con ellos como grupo para examinar los problemas empresariales.
Cuando los lazos familiares son fuertes, el orgullo familiar puede ser un factor importante en la solución del conflicto. En situaciones en que los lazos familiares son débiles, puede resultar preferible proponer que algunos miembros abandonen la empresa y se dediquen a otras carreras o profesiones.
Una característica especial del asesoramiento de las empresas familiares está relacionada con la cuestión de la sucesión. Por las razones ya mencionadas, es probable que haya que tomar en consideración aspectos emocionales, así como gerenciales y empresariales. El consultor debe mantener una actitud profesional y plantear cuestiones como los testamentos, impuestos sucesorios, tributación y otros asuntos que, en ocasiones, los miembros de la familia desean evitar. El consultor podría empezar por evaluar las virtudes y defectos de la empresa y recomendar un proceso de sucesión ordenado con inclusión de los intereses de los accionistas y de los directores. Una vez enmarcados estos temas, el consultor podría abordar la cuestión de las características de un posible sucesor. Se recomienda que sus honorarios los fije en función del tiempo y no en función de la participación en el capital, para calmar las inquietudes de los demás miembros de la familia. Se deben preparar asimismo planes de urgencia para plantear las medidas que se han de adoptar en caso, por ejemplo, de muerte prematura del miembro de más edad.
Fuente:
KUBR, M. La consultoría de empresas: guía para la profesión. 3.° ed. México: Limusa (Noriega Editores), 2008. 955 p.
ISBN: 9789681859084
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