Clase 21

A la hora de desarrollar esta tipología de la personalidad del emprendedor hemos tenido en cuenta tres factores. Por un lado, las cualidades necesarias para emprender con éxito; por otro, las razones que llevan a lanzarse a la aventura, y, por último, la forma en que una vez detectada la oportunidad, se le da solución.
Para los expertos, existe una serie de cualidades comunes al emprendedor de éxito. Junto a la iniciativa, la creatividad, la perseverancia o la tenacidad, la mayoría cumple al menos tres de los cinco requisitos siguientes: gran capacidad para asumir riesgos, tolerancia a la frustración, pasión por todo lo que hacen, intuición y flexibilidad para adaptarse a la realidad del entorno. Pero todavía nos queda añadir algún ingrediente más en la coctelera de la personalidad de nuestro protagonista. El siguiente es el que viene determinado por la respuesta a las dos preguntas que formula Jordi Vinaixa, profesor del departamento de Creación de Empresas del centro de iniciativas empresariales de Esade: ¿Dónde encuentra la oportunidad? y ¿cómo le da solución?
A cada uno según su respuesta
“Los emprendedores se dividen en función de cómo responden a estas cuestiones. No es lo mismo si busca satisfacer una necesidad actual ya existente o una nueva, porque tampoco se pondrán en marcha los mismos resortes ni se buscarán las mismas soluciones. En algunos casos, se encontrarán con la respuesta por azar, pero, en otros, habrá un proceso racional y analítico importante”, explica. ¿Con quién te identificas?
Howard Hughes, el visionario
Si en la actualidad hay alguien que representa como ningún otro lo que es la visión global y visionaria de la empresa, ése es el fundador de Virgin, Richard Branson: empresario discográfico y de compañías aéreas, promotor de vuelos suborbitales, aventurero y recordman…
Este modelo de emprendedor, identificado con la figura de Howard Hughes, es capaz de realizar diferentes tareas y hacerlas todas bien. Hughes construyó su primera emisora de radio con ocho años y a los 12, su primera bicicleta motorizada. Fue aviador, industrial, inventor… Sería el multiemprendedor que siempre está buscando dónde hacer negocio.
Robinson Crusoe, emprender por necesidad
El Imperio Bennetton surgió por la más pura necesidad. Su fundador, Luciano, tuvo que abandonar la escuela a los quince años a la muerte de su padre y empezar a trabajar en una tienda de ropa. Hoy su facturación supera los 2.000 millones de dólares al año.
“Hay emprendedores que se ven obligados por las circunstancias a identificar oportunidades en el entorno. Son como Robinsones de la empresa y cuya subsistencia depende de identificar las posibilidades del entorno”, defiende Pablo González, socio director de People Excellence.
El Tío Rico, el empresario inversor
Trump podría ser una versión edulcorada del Tío Rico. Tiene una visión excepcional para salir indemne de todas las crisis.
Sería el que tiene un capital y decide crear una compañía. Busca la rentabilidad por encima de todo.
El personaje de ficción que mejor se ajustaría a este perfil sería el Tío Rico, siempre contando sus monedas de oro. Una variación de este modelo es la del emprendedor que crea empresas con la idea de venderlas.
Sherlock Holmes, el rastreador de nuevas oportunidades
El fundador del Circo del Sol, Guy Laliberté, consiguió crear un modelo completamente nuevo a partir de un producto antiguo y anquilosado.
Lupa en mano, como si fuese un Sherlock Holmes, se dedica a analizar el mercado. Sería el emprendedor por excelencia, ya que es el que conscientemente analiza el mercado en busca de necesidades.
Forrest Gump, el emprendedor por azar
Este empresario fundó Natura Bissé a los 50 años al descubrir, por casualidad, el efecto que producían los hidrolizados en las manos de los trabajadores.
Cuando Forrest Gump se limpia la cara llena de barro con la toalla, aparece el símbolo de los famosos Smile y él le cuenta a su vecina de banco cómo ganó mucho dinero con aquella cara. Es un ejemplo extremo de lo que es un emprendedor por casualidad o por accidente, pero es cierto que son muchos los grandes empresarios que reconocen el papel del azar en sus inicios.
Preston Tucker, el especialista
El fundador del Grupo Intercom supo profundizar en Internet hasta el punto de desarrollar en 13 años algo más de 30 negocios on line, algunos de renombre como Infojobs.net y Softonic.com
Tiene un perfil muy técnico, muy especialista. Como Tucker, protagonista de Tucker, un hombre y su sueño, quien se pasó toda la vida en empresas de automoción hasta que tuvo los conocimientos suficientes para hacer realidad el sueño de crear su propio coche.
Ernest Shackleton, el empresario persuasivo
La capacidad de persuasión de Miguel de Lucas es indudable al conseguir convencer a los responsables de Globalia para que financiasen casi al 100% su proyecto Pepecar.com.
Hace de su capacidad de influencia su gran baza. Es capaz de convencer a todos sus colaboradores y empujarles hacia un mismo objetivo. Es como el explorador Shakleton, que reunió a 28 expedicionarios con el solo reclamo de su fama y avisándoles de que no garantizaba el regreso con vida de ninguno de los integrantes del equipo.
Erin Brockovich, el empresario intuitivo
Intuyó la necesidad de cambiar el formato de venta de un artículo tan maduro como el juguete y con sus tiendas Imaginarium instauró el concepto del Dejad que los niños jueguen y toquen. Él mismo reconoce que sus negocios han salido adelante “con unas dosis de inconsciencia y otra de entusiasmo”. Y mucha innovación.
Tiene una gran dosis de intuición, que le hace ir más allá de lo que aparece ante nuestra visión. González propone el modelo de Erin Brockovich para este tipo de emprendedor por “la capacidad que muestra la protagonista de tirar de un hilo solo porque el olfato le dice que ahí hay algo”. La película cuenta la historia de una abogada que se enfrentó a una de las principales empresas energéticas para defender a ciudadanos anónimos.
Fuente:
Isabel García Méndez, Emprendedores Es, http://www.emprendedores.es/gestion/
Categorías: Bloque 5Clase 3

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