¿Cuál será el estado de la agricultura hoy en día?

Seguramente si le hiciéramos esta pregunta a un campesino de condición media baja, diría que muy precaria, pues el campo sufre muchas condiciones adversas, como lo hemos visto y escuchado en las noticias locales y nacionales, la falta de apoyo al campo, las condiciones ambientales, el pago y el precio del producto de la cosecha que no están de acorde a lo invertido en el mismo; esto y muchas cosas más han permeado a uno de los sectores más desfavorecidos, en el presente trabajo veremos una serie de situaciones que se presentan en el campo y la política que se aplica, veámosla y hagamos nuestras conclusiones.

México tiene una historia de varias décadas de cambios rurales y de políticas públicas que han tratado de influir en el desarrollo de la agricultura. En este largo proceso surgió y se consolidó una estructura agraria frente a la cual las políticas aplicadas en esa materia han sido impotentes para transformarla de manera sustancial. Es bastante común atribuirle a la globalización y a la llamada política neoliberal los principales problemas que aquejan a la agricultura. Cabría preguntarse, ¿la causa de estos problemas es la globalización o tienen un origen anterior, asociado a las estructuras de la sociedad rural? La pregunta no es retórica. Si prevalece el punto de vista de que la  globalización es la causa más importante entonces lo conducente sería renegociar el TLCAN y otros tratados comerciales que nos ligan con el resto del mundo. Si, por el contrario, nuestros problemas rurales obedecen a razones estructurales internas y sólo han sido agravados por la globalización, entonces la estrategia anterior sería claramente insuficiente y no resolvería los problemas de fondo. Por ello, una visión histórica, de largo plazo, es tan importante y no sólo conceptualmente, sino para la definición de políticas de cambio rural.

Esto no significa que este proceso no haya tenido un impacto importante sobre la agricultura, sino que los problemas básicos –insuficiencia de la producción agrícola, dependencia alimentaria, poco dinamismo de empleo rural, pobreza rural, emigración y devastación de los recursos naturales– ya existían antes. Los problemas de la agricultura mexicana y de los pequeños productores son estructurales, profundos, históricos y no pueden ser explicados por una política estatal específica, un tratado comercial como el TLCAN, ni siquiera por un proceso tan vasto como la globalización.

shutterstock_16632277Estos problemas son resultado de procesos complejos, en particular de cómo se hizo la reforma agraria en México y cómo se efectuó la llamada transformación agraria, o sea la transición de la sociedad rural mexicana a otra urbana. En México se hizo una reforma para crear un gran sector de pequeños campesinos a los cuales se les pidió que cultivaran para su propia subsistencia y abastecieran los mercados locales de alimentos, pero no se les encargó que dinamizaran la agricultura, ni la economía del país. Para esta tarea se pensó más bien en los medianos y grandes propietarios, en la nueva agricultura capitalista, orientada a los mercados y que usaba la tecnología agrícola moderna. Así es posible explicar por qué no fueron creadas las instituciones necesarias para impulsar el crecimiento de los pequeños productores, las cuales habrían completado el reparto agrario y dinamizado la agricultura de manera sostenible.

En otras palabras, la reforma agraria mexicana careció de una visión estratégica de transformación de la agricultura y se limitó a ser un esfuerzo redistributivo, parcialmente justiciero y de incorporación política de los campesinos en un régimen de control corporativo. De esta reforma incompleta –pecado original–, acto fundador estructural, se derivan muchos de los más graves problemas rurales del México de hoy: estructura dual, minifundio, atraso productivo de la mayor parte de los productores, pobreza perenne, entre otros.

De esto podemos entender que la agricultura mexicana y en concreto el campesino o ejidatario que le han apostado al campo, han experimentado una serie de situaciones a nivel histórico, quizás podemos decir que esto data a partir del reparto agrario, donde el campesino recibió tierras de cultivo, pero con poco o nulo apoyo para hacerlas productivas, recordemos que antes de la reforma agraria de 1992 propuesta por ex presidente Carlos Salinas de Gortari, las tierras eran originalmente ejidales con características muy ajenas al derecho privado, pues eran inembargables, inalienables, imprescriptibles y solo se podían testar al cónyuge o hijos del campesino, es decir, las tierras no podían venderse al sector privado; esta reforma hizo un cambio radical, el campesino con serios problemas económicos, podía vender sus tierras al sector privado o a particulares, quedando este sin tierras y a la vez alquilándose como trabajador, lo siguiente de esto creo que ya sabemos la respuesta.

Fuente:

Disponible en:

http://www.ejournal.unam.mx/ecu/ecunam17/ECU001700602.pdf   Consultado en fecha 30/11/2016

Categorías: Noticias

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